El chaval quiso salir en la tele y tener su minuto de gloria... y al final lo que consiguió es ser el hazmerreír de la gente.
Y su madre toda orgullosa al lado, que es lo peor del asunto. Está tan preocupado el chaval por el fútbol que no le da para la ortografía.
Mandamos la cultura a tomar por culo y luego no queremos que nos engañen ni gobiernen como a tontos. Pero en realidad, mientras nuestro equipo marque gol... y tengamos Gandía Shore en la tele... ¡todo va genial!