Pues ya que estamos con el tema, os cuento una historia que leí de niño y que me encantó. Es un problemilla matemático, pero éste no tiene trampa como el que puso Kginhas, éste se resuelve por curiosidades matemáticas:
Un bereber se murió y sus 3 hijos fueron a leer su testamento. En él se decía que su última voluntad era que se repartiesen su fortuna exactamente así: "la mitad para el mayor, la tercera parte para el mediano, la novena parte para el pequeño y lo restante dádselo a alguien que haya ayudado a la familia, pero no vendáis nada porque sería un deshonor para la familia que cambiaseis por dinero lo que tanto ha costado conseguir . Además, no hay mayor símbolo de riqueza y poder para nuestro pueblo que los camellos".
Y el único patrimonio de este hombre eran precisamente eso, sus camellos, a los que además tenía mucho cariño. En el momento de su muerte su patrimonio era de 35 camellos... y he aquí el problema, no podían repartirse los camellos cumpliendo la última voluntad de su padre. No les salía exacto, y por supuesto no iban a trocear los camellos para que el reparto fuese tal y como pedía su padre, que además estaría horrorizado si mataban alguno. Nadie quería ceder parte de su herencia a otro para que coincidiese, además que así también estarían incumpliendo el deseo de su padre de que fuese exactamente el reparto de la mitad, un tercio y un noveno... Vender alguno y repartirse el dinero no podían...
En fin, que se encontraban tremendamente preocupados y metidos en un dilema del que no podían salir. Así que fueron a hablar con el más sabio de los bereberes, el cual les dijo...
(Continuará. Pero no busquéis la solución por internet que no tiene gracia, jaja)
Un bereber se murió y sus 3 hijos fueron a leer su testamento. En él se decía que su última voluntad era que se repartiesen su fortuna exactamente así: "la mitad para el mayor, la tercera parte para el mediano, la novena parte para el pequeño y lo restante dádselo a alguien que haya ayudado a la familia, pero no vendáis nada porque sería un deshonor para la familia que cambiaseis por dinero lo que tanto ha costado conseguir . Además, no hay mayor símbolo de riqueza y poder para nuestro pueblo que los camellos".
Y el único patrimonio de este hombre eran precisamente eso, sus camellos, a los que además tenía mucho cariño. En el momento de su muerte su patrimonio era de 35 camellos... y he aquí el problema, no podían repartirse los camellos cumpliendo la última voluntad de su padre. No les salía exacto, y por supuesto no iban a trocear los camellos para que el reparto fuese tal y como pedía su padre, que además estaría horrorizado si mataban alguno. Nadie quería ceder parte de su herencia a otro para que coincidiese, además que así también estarían incumpliendo el deseo de su padre de que fuese exactamente el reparto de la mitad, un tercio y un noveno... Vender alguno y repartirse el dinero no podían...
En fin, que se encontraban tremendamente preocupados y metidos en un dilema del que no podían salir. Así que fueron a hablar con el más sabio de los bereberes, el cual les dijo...
(Continuará. Pero no busquéis la solución por internet que no tiene gracia, jaja)