Muy buenas, compañeros.
Tras tantos años registrado en el foro, leyendo a menudo, escribiendo algo menos, pero conociéndoos a todos un poco, creo que os debo, como mínimo, una pequeña historia personal.
Todo se remonta a hace unos 5-6 años, cuando me saque el carnet de conducir.
Durante toda ni infancia recuerdo el viejo ZX de la familia, comprado en 1994, con sus elevalunas eléctricos, sus antinieblas, ese alerón bajo con luz de freno que a mi me encantaba. Contaba entonces con pocos años de vida, pero siempre recordaré el momento de recogerlo en el concesionario. El coche olía a algo parecido a limón o naranja, un aroma muy cítrico, y recuerdo haber hecho el viaje del concesionario a casa, jugando con unos imanes que la comercial me habia regalado, sentado en el asiento de atrás, solo con el cinturón del asiento del medio (que tiempos de seguridad pasiva casi inexistente).
El cacharro en cuestión montaba el mítico 1.9D atmosférico, XUD9, para los entendidos. No tenía airbag, no tenía aire acondicionado, no tenía reposacabezas traseros tampoco, en cambio si traía un radiocassete original de Citröen, espejo derecho eléctrico, elevalunas, antinieblas y el alerón... en aquella tierna edad ese alerón y ese tubo de escape plateado convertían al ZX en poco menos que un superdeportivo a mis ojos de niño, con apenas 70cv, pero... ¿Que sabía yo en aquel entonces y que me importaba? Sabía que el marcador llegaba a 200 y para mi eso era sinónimo de ser una máquina realmente veloz.
Tras esto, recuerdo multitud de eventos de mi niñez que carecen de importancia relativa en la historia.
Aquí es donde nos remontamos a hace tan solo 6 años, cuando un joven Tortuga con su carnet de cartón verde recién sacado por fin ponía las manos encima de aquel ansiado coche. El primer fin de semana le hice más de 800km en paseos y alguna excursión larga.
Por aquel entonces el viejo cacharro estaba ya comenzando a acusar el paso de los años. El asiento del conductor estaba algo hundido, los retrovisores ambos hechos polvo, rallazos por aquí y por allá...
Y un buen día, sin que nadie me hubiera puesto sobre aviso, el coche desapareció de la puerta de casa. Había sido vendido, eso fue todo lo que se dijo, y yo, que hacia sido criado de forma bastante estricta no hice más preguntas y agradecí el poquísimo tiempo en el que, al menos, tuve la ocasión de conducirlo.
Continuará...
Saludos a todos desde aquí, y en especial a Richar, al que voy a tener que liar para que me vaya editando el post principal, y que a pesar de no conocernos en persona tanto me ha ayudado, quizás sin el saberlo, en llegar al desenlace de esta historia.
Tras tantos años registrado en el foro, leyendo a menudo, escribiendo algo menos, pero conociéndoos a todos un poco, creo que os debo, como mínimo, una pequeña historia personal.
Todo se remonta a hace unos 5-6 años, cuando me saque el carnet de conducir.
Durante toda ni infancia recuerdo el viejo ZX de la familia, comprado en 1994, con sus elevalunas eléctricos, sus antinieblas, ese alerón bajo con luz de freno que a mi me encantaba. Contaba entonces con pocos años de vida, pero siempre recordaré el momento de recogerlo en el concesionario. El coche olía a algo parecido a limón o naranja, un aroma muy cítrico, y recuerdo haber hecho el viaje del concesionario a casa, jugando con unos imanes que la comercial me habia regalado, sentado en el asiento de atrás, solo con el cinturón del asiento del medio (que tiempos de seguridad pasiva casi inexistente).
El cacharro en cuestión montaba el mítico 1.9D atmosférico, XUD9, para los entendidos. No tenía airbag, no tenía aire acondicionado, no tenía reposacabezas traseros tampoco, en cambio si traía un radiocassete original de Citröen, espejo derecho eléctrico, elevalunas, antinieblas y el alerón... en aquella tierna edad ese alerón y ese tubo de escape plateado convertían al ZX en poco menos que un superdeportivo a mis ojos de niño, con apenas 70cv, pero... ¿Que sabía yo en aquel entonces y que me importaba? Sabía que el marcador llegaba a 200 y para mi eso era sinónimo de ser una máquina realmente veloz.
Tras esto, recuerdo multitud de eventos de mi niñez que carecen de importancia relativa en la historia.
Aquí es donde nos remontamos a hace tan solo 6 años, cuando un joven Tortuga con su carnet de cartón verde recién sacado por fin ponía las manos encima de aquel ansiado coche. El primer fin de semana le hice más de 800km en paseos y alguna excursión larga.
Por aquel entonces el viejo cacharro estaba ya comenzando a acusar el paso de los años. El asiento del conductor estaba algo hundido, los retrovisores ambos hechos polvo, rallazos por aquí y por allá...
Y un buen día, sin que nadie me hubiera puesto sobre aviso, el coche desapareció de la puerta de casa. Había sido vendido, eso fue todo lo que se dijo, y yo, que hacia sido criado de forma bastante estricta no hice más preguntas y agradecí el poquísimo tiempo en el que, al menos, tuve la ocasión de conducirlo.
Continuará...
Saludos a todos desde aquí, y en especial a Richar, al que voy a tener que liar para que me vaya editando el post principal, y que a pesar de no conocernos en persona tanto me ha ayudado, quizás sin el saberlo, en llegar al desenlace de esta historia.
La aerodinámica es para los que no saben fabricar motores
